Las motivaciones que llevan a un cuerpo escombro a participar en un circuito de carreras, van más allá del mero ejercicio muscular en sí mismo (que también, al permitirnos ingerir alimentos con menos vergüenza) incluso de las interacciones sociales que tan profusa y reiteradamente he comentado en diversas crónicas, hay una menos conocida pero de gran importancia, sobre todo durante los trayectos más largos en coche (aunque habitualmente se comenta la inmediata actualidad nacional/internacional y los fáciles arreglos de cualquier problema del mundo-mundial) donde pueden llegar a convertirse en verdaderas charlas/coloquios incluso una MasterClass sobre literatura, historia, tecnología actual o cualquier otra disciplina que el ponente, de forma espontánea o a colación de cualquier otro comentario fútil, puede desembocar en una cascada de conocimiento inesperado para el regocijo del intelecto.
Del
comentario sobre el tradicional Café (con churros) de las carreras dominicales matutinas
dosquinceñas, pasamos a la conocida afición del galo escritor Honoré
de Balzac (1799-1850) por el desmesurado consumo de café (a
veces hasta 50 tazas diarias) no sin antes enumerar y describir cómo un gran
número de artistas en general, especialmente pintores y escritores, son de
carácter peculiar: déspotas, ególatras, intensos…, y muchos de ellos con esas
adicciones generalmente destructivas para su persona y entorno social aunque,
en otros, altamente creativas para su obra.
Tal
era la descripción y relación entre los personajes y
las situaciones creadas que parecía estar dentro de la narración; cuando ya
aparece el cartel con el cruce para
girar a Molinicos, al ver desde el coche todo el monte con una capa de
niebla en la cumbre, de repente, salto mentalmente de novela y me meto en “La Niebla” de Stephen King, imaginando
al subir al monte que no íbamos a ver un
carajo, de barro hasta los ojos y algún que otro monstruo de patas largas y
grandes fauces, apareciendo de repente entre la niebla…
Por suerte, no hubo
nada de niebla aunque sí mucha humedad, los monstruos ya los llevamos internamente
nosotros de serie y en cuanto al barro, lo dejo para unos párrafos más abajo…
La carrera de Molinicos
está en el Top3 de las serranas más exclusivas y duras
del circuito de la Diputación, no tenéis más que comparar dos simples datos con
el resto de carreras:
1.- Número de inscritos.
2.-
Número de semidioses realmente
aparecidos en Meta en cuerpo inmortal (porque después de los casi 14 km con un
recorrido en la que un nivel de
albañil padecería náuseas, dicho cuerpo, no puede ser humano)
Si a lo anterior ponemos el filtro del parte meteorológico local, resulta que l@s que hemos ido a Molinicos, nos importa muy poco que llueva, truene, caigan chuzos de punta, esté lejos de Albacete, sea de montaña o haya yetis azuzando por los caminos; nos atraen los retos y explotamos el concepto de resiliencia a extremos delirantes.
El
inicio de carrera fue a las 4:30pm en la rotonda de la Plaza de la Constitución, donde nos
percatamos que la palabra “todos” los
participantes significa “lo mejorcico de
cada Club” que, en caso del dosquince,
no pudo ser mejor elección (ni peor): Ramón Bello y el firmante, éramos
los portadores del Pendón dosquinceño
para situarlo en lo más alto del monte y que se viese desde satélite (por eso
me entretuve más en la cima para situarlo en sus correctos valores geodésicos…)
Nada más producirse la detonación de manos del edil local, supe que no iba a llegar a la par de José Antonio Hernández Navajas (00:50:00) del C.A Diputación, ni acompañando a Mª Ángeles Magán Talavera (00:59:12) del Atletismo C.P. La Roda, ya que durante el instante que estaba pasando por el arco de Salida y ponía mi Crono a 0, al alzar de nuevo la vista a la carretera, la serpiente multicolor (incluyendo a Ramón Bello) parecía más una pequeña lombriz de puntitos de colores corriendo a lo lejos y detrás de mí tan sólo quedaban los lugareños, acompañantes, Protección Civil, dos atletas más, la bicicleta-escoba y Villaescusa al micro.
Los vi tan ilusionados
y ansiosos por llegar que decidí no
quitarles los primeros puestos de Meta para hacer un detallado estudio sobre la flora local,
especialmente la catalogación de Pinos.
Sabiendo que el término municipal de Molinicos está a una altura media de 823 m, oscilando entre un mínimo de unos
700 m, y un máximo de más de 1630 m, podemos encontrarnos hasta los 1000-1100m dominando
el pino carrasco -Pinus halepensis-. A partir de esa
altitud toma el relevo el pino resinero
-Pinus pinaster-, y por encima de los
1300-1400m se extiende la sabina
rastrera -Juniperus sabina- y el pino salgareño -Pinus nigra-.
Ni siquiera pude
contener a Carlos García del Elche de la Sierra, puesto que se encuentra
en su entorno natural serrano y como la
cabra tira al monte…, pudo conseguir un crono de 01:27:33.
A quién sí que alcancé a
unos cientos de metros de la salida, es a Marta Soler del Casas Ibáñez,
una simpática y joven atleta cuyo padre -Juan Miguel Soler- se
dejó arrastrar por la vorágine atlética e hizo un mejor crono de 01:14:42 que ya me habría gustado
conseguirlo.
Marta
me reconoció por haber coincidido con ellos durante unas decenas de metros en Yeste, subiendo la interminable cuesta
de la salida del pueblo pero no pude seguirlos el resto de carrera y, ahora en Molinicos, dijo moderar el ritmo por
tenerle mucho respeto al trazado además de tener casi 14kms…
Tuvo una gran paciencia
al aguantarme durante toda la carrera
donde fuimos en muchas partes comentando técnicas, anécdotas propias y extrañas
y teniendo compañía en tramos donde ya no quedaban ni los arrendajos1
La primera gran
decisión fue mantener el ritmo en la primera bajada hacia el arroyo del pueblo,
sin dejarse caer rodando como un Barril lleno de vino para así conservar fuerzas
al subir por calle Mayor (donde se
recogían los dorsales y la Meta) y los sucesivos giros en la vertical por calle Nueva, Calle Alta y toda la bajada
brutal bordeando parte del pueblo por calle
Collados hasta llegar de nuevo a la Plaza
de la Constitución donde giramos a la izquierda discurriendo la carretera
por donde hemos llegado a Molinicos que también posee cierta pendiente…
En sí mismo, todo ese
recorrido es suficiente para perder los arefusquens cual Castrati2
pero no contentos con semejante vapuleo, aún nos quedaban ganas de recibir más
leña en las costillas, y eso que tenía el coche aparcado en esa misma calle
como para cogerlo e irme directamente a Albacete, pero estaba tan concentrado en la estrategia de la carrera y en los
aplausos, jadeos y gritos de la muchedumbre agolpada en la curva de la rotonda con
frases como:
“¡Ánimo,
que no os queda nada…!” (Cierto, mi hígado estaba a nada de
caerse),
“¡Esa
chavalota fuerte y valiente…!” (Refiriéndose a Marta Soler porque viendo mi cara, no
inspiraba para halagos) y también…
“Pero
éstos… ¿De dónde salen? Los demás pasaron hace ya rato…”
(Señora, estamos realizando un estudio de la calidad de las suelas de las
zapatillas en ambientes hostiles)
que
ni me percaté de cuándo sobrepasé mi coche.
Había
un miembro de Protección Civil indicándonos el camino
hacia la derecha dejando la carretera y se adentraba en el cogollo de la carrera: la ascensión al Karakórum
porque tela de subidita. No recuerdo exactamente lo que le dije justo al girar,
si fue “¿Ese barro que se ve en el camino
es opcional o va con la carrera?” o quizás “Con todo ese barro se puede reconstruir Mohenho-Daro3”; lo
que sí recuerdo es una imagen que me sobrevino como un Flash a la mente durante
unos segundos, de un documental en el Canal
Playboy…, esto…, no…, perdón, en el Canal Historia, sobre la Primera
Guerra Mundial…
El 31 de julio de 1917, el comando del ejército británico lanzó una ofensiva cerca del poblado de Passchendaele (Flandes, norte de Bélgica) contra el imperio alemán.
Los
británicos tuvieron una victoria pírrica: sus líneas habían avanzado apenas 8
kilómetros sobre las de los alemanes, muriendo, de ambos bandos, más de 585.000
soldados para avanzar solo 8 kilómetros en 3 meses.
Foto:
William Rider-Rider
Si ponéis la foto con algo de pendiente y gente con camisetas de colores, ya tenéis el tramo de barro de casi 1km justo al salir del pueblo. Durante todo ese recorrido fuimos trotando muy pero muy despacio como si hubiese un campo de minas, pegándose las zapatillas al suelo y clamando al cielo para que no estuviese así el resto del trazado. Por suerte sólo fue menos de 1km hasta llegar a un pequeño rellano con un avituallamiento allá por el km 6, en el que girando hacia la derecha bordeamos la falda del monte con pequeños repechos positivos y negativos que nos encaró definitivamente a la subida en sí, hacia el punto más alto de la carrera.
Durante todo ese tramo,
Marta
Soler siempre iba adelantada subiendo y la iba alcanzando en las
pequeñas bajadas, tratando de economizar fuerza aprovechando esos pequeños
desniveles a favor para subir los siguientes; todo ello en zigzag hasta llegar a la base de la gran y definitiva ascensión
donde, tragando saliva y siendo conscientes que lo más duro se acababa, continuamos
hacia delante, no sin antes decirle a los voluntarios que estaban en la misma
curva, que en un año les daba tiempo a alisar el terreno y hacerlo más plano,
con la consiguiente carcajada de ambos y deseándonos feliz retorno a Molinicos.
Y
llegó la cima con el último avituallamiento y unos
simpáticos voluntarios nos animaban como si fuéramos los primeros en alcanzarla
y detrás de mí, os aseguro que quedaban muy pocos corriendo. A partir de ese
punto, bajamos a un ritmo que ya querría haber tenido de media pero la joven compañera, con muy buen criterio y respeto al
terreno/desnivel y a sus propios dientes, contuvo su velocidad máxima de bajada
hasta la misma incorporación a la carretera, a menos de 2 km del final, extremo
que facilitó recorrer ese trayecto con cierta dignidad y, además, vino Juan
Miguel Soler, el padre de Marta,
a recogerla y nos acompañó, hasta pocos metros antes de la llegada a Meta, en
la que hacemos un pequeño sprint para cruzarla con un poco más de ademán
atlético.
SUBIDA AL PODIO.
Al cruzar la Meta,
el inefable speaker Paco Villaescusa,
vuelve a nombrarnos, tanto a la compañera de carrera como a mí con apellidos
completos, esta vez para indicarnos que no nos vayamos porque tenemos que subir
al Podio. Entonces le digo a Marta que, probablemente, al llegar
simultáneamente a Meta, compartamos el obsequio que daban según varios números
aleatorios de llegada, nada que ver con el número de dorsal.
Y a los pocos minutos
empiezan a nombrar a atletas con obsequio de diversas empresas locales, y
después de unos cuantos, nombran sólo a Marta que sube y recoge su caja
obsequio. Pasa unos segundos y ya creo que no me va a nombrar cuando después de
otros dos compañeros atletas, me nombra para subir al Podio sin tener que ver
con los números asignados de entrada en Meta, y cuando ya estamos arriba en el
Podio los tres nombrados, Villaescusa,
con su peculiar dicción, desvela el motivo de porqué a nosotros tres, nos daban
esa pedazo de botella de vino ecológico local como obsequio… ¡¡Por ser los TRES ÚLTIMOS
EN LLEGAR A META!!
Para
finalizar, comentar que el chocolate con
magdalenas al final de la carrera y el grifo
de cerveza en una esquina de la calle, hicieron recordar aquellos felices
tiempos pre-pandemia donde se socializaba sin restricciones, prejuicios ni
miedos; eso sí, en Molinicos terminamos 192 atletas, la calle era ancha y
abierta y mi crono de llegada fue de 01:38:44…
¡¡Ya se habían ido más de la mitad!! Por cierto, Ramón Bello, disfrutó con un 01:24:49
entre pecho y espalda.
SEBAS
Podio
por méritos propios
GLOSARIO:
1.-
Arrendajo: Ave paseriforme de
la familia de los córvidos.
http://www.vertebradosibericos.org/aves/gargla.html
2.-
Arefusquens: Vocablo inventao pero en el contexto, la frase:
“…perder
los arefusquens cual Castrati…”,
es equiparable al resultado de la emasculación
de los órganos genitales y no precisamente para obtener una tesitura aguda para
el Bel Canto.
3.-
Mohenjo-Daro: Enclave arqueológico
más importante del sur de Asia (Pakistán) datado en la Edad de Bronce (de 4.500 años aprox.) construido a base de ladrillo
de barro cocido.
Estupenda crónica, como siempre. Enhorabuena por el podio. Teo te devuelve el saludo. Un abrazo.
ResponderEliminarTHANKS Everybody !!
EliminarEstupenda crónica me alegro que te gustara tanto al carrera de mi pueblo,espero que te guste el vino pues es de un familiar cercano!!
ResponderEliminarGracias por tu comentario y por el vino que ya tengo al fresco para una buena ocasión como se merece.
EliminarMolinicos es una carrera dura a la par de adictiva en un singular y precioso entorno natural serrano, ¡Volveremos!