BLOG SEBAS DOSQUINCE

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viernes, agosto 5

Palabras de PATRICIA ORTUÑO, hija de José Manuel "El FUERZAS", en la Iglesia de LETUR, miércoles 3 agosto.

 Joan Manuel Serrat en una de las canciones favoritas de mi padre decía:

 

Todo pasa y todo queda,

pero lo nuestro es pasar.

Pasar haciendo caminos

 

Yo amo los mundos sutiles,

ingrávidos y gentiles,

 

Me gusta verlos pintarse

de sol y grana,

volar bajo el cielo azul, temblar

 

Cuando el jilguero no puede cantar,

cuando el poeta es un peregrino,

caminante no hay camino,

se hace camino al andar.

 


Caminante, son tus huellas el camino y nada más.

Al andar, se hace camino, y al volver la vista atrás

se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar.

 

 

Fue en esta Iglesia donde fue bautizado, fue en Letur donde empezó su vida y ha  sido Letur, su tierra, sus raíces, el único lugar en el mundo al que ha querido venir en sus últimos momentos.

 

Si pudiera definir a mi padre entre tantos sentimientos en un día como hoy, diré que sobre todas las cosas mi padre es:

 


Una buena persona.

Un gran hombre.

Un padre maravilloso.

Un hombre valiente, con mucho coraje.

Amigo de sus grandes amigos

Una persona que sabía vivir, una persona que sabía sonreír siempre y también ante las adversidades.

Un hombre que siempre intentaba proteger a todos aquellos a quienes amaba.

Un ejemplo de resistencia, de lucha y sobre todo:  

Un alma libre

 

 

Estos últimos meses siempre le preguntaba: ¿Papa como estas? Él siempre contestaba algo indignado y muy gruñón: Estoy vivo hija, ¿es que no me ves? y al segundo después me sonreía y entonces todo se llenaba de luz y de alivio.

 

Le doy gracias a la vida por haberme dado 29 años junto a él, por haberme dejado despedirme. He podido recordarle lo mucho que le quiero, lo mucho que lo hemos vivido y lo mucho que lo vamos a recordar.

 

En sus últimas conversaciones en el hospital, él me quiso resumir su filosofía de vida con las siguientes palabras:

 

Racionaliza tus emociones, contrólalas para que no te destruyan, para que puedas ser feliz. Acepta lo que no puedas cambiar. Disfruta todo lo que puedas. No discutas con nadie. Cuida a tus amigos. Pasa tiempo con tu madre. Disfruta de la vida con Jose. Baila. Coge las zapatillas y camina. Vete a hacer el camino de Santiago. No te detengas nunca. Porque todo tiene un principio pero también un final. Y a todos nos llega ese momento.

 

Estuvimos a tiempo de hablar de su infancia en las calles de Letur donde me hablaba de sus travesuras con Justo y las trastadas que le hacía a mi abuela. Del cariño de sus hermanas.

 

Me contó sus historias guerrilleras como el las llamaba, cuando formó parte de las Fuerzas Especiales en sus tiempos de mili.

 

Recordaba con mucho detalle las aventuras con Armando cuando estudiaron juntos Ingeniería. Sus veranos en Torrevieja trabajando en Cabo Roig.


 

Me hablo de mi niñez, de las cosas que aprendí con él como cuando aprendí a nadar o a montar en bicicleta, de nuestros años en Picassent con mi madre. De sus anécdotas como funcionario de prisiones.

 

Mencionaba con pasión las veces que llegó a la meta en sus carreras junto a Mamen, Luisa, Ángela, Sebas, Blas, entre muchos otros. Recordaba con orgullo sus 42 kilómetros de maratón en Murcia.

 

Recordamos también algunos momentos donde vimos a mi prima crecer como artista y como persona. Sus conciertos, sus canciones. La vida nos regaló tiempo de vivir juntos el último LeturAlma.

 

Desde allí arriba, desde ese cielo tan lejano y tan cercano al mismo tiempo, sé que siempre estará para guiarme y para protegerme. Sé que nunca estará solo, porque ahora está con sus padres y mi tío Cristóbal.

 

Sé que nunca habrá un olvido porque no vamos a dejar de nombrarlo, de echarlo de menos...

 

Muchas gracias a mi madre, a mi pareja, a su amigo Armando, a mi amiga Arantxa,  a mis primos, a sus hermanos, gracias a su amigos y familia del Dosquince y del DonQuijote, y a toda la gente que lo quiere por venir aquí a despedirle como se merece, a despedirle como sé que él se lo habría imaginado.

 

Mi prima en una de sus canciones dice:

El día que yo me muera no lloren porque me fui porque qué hermoso será morirse, morirse siendo querido.


 

Uno de los últimos mensajes que recibió mi padre en su teléfono móvil del hombre con el que quiero pasar mi vida fueron: ¿Cómo lo llevas soldado? Hoy te llevamos a Letur.

 

Y así ha sucedido y así lo recordaremos siempre.

 

Muchísimas gracias a todos.

jueves, agosto 4

SOCOVOS 2013 by José Manuel "EL FUERZAS"

Lo he pensado… tengo que descansar. En cuanto termine la media de Albacete, tengo que relajarme”. Así pensé tras la MM de Almansa, pues desde entonces me duele la parte derecha de la espalda. “Si no haces reposo no te recuperarás” me dicen. Vale, vale… hasta la Gineta no corro, ¡hala, venga!; lo que significa que Socovos tengo que saltármela... (Me digo)

 

Día 22 sobre las 9:00 horas llego a Letur, mi pueblo, con la intención de servir de guía a unos amigos de Madrigueras… No, no voy a correr que estoy “malito” (Ese es el razonamiento que mi cabeza me recordaba, cada vez que mi “otro yo”, el “vicioso atlético” me decía…, vale, pero por si acaso echa las zapatillas y la camiseta del Club y dependiendo de cómo te encuentres, así haces. ¡¡Como lo hagas vas a correr!! (Me dicen quienes me conocen). No sé…ya veré… (Mentalmente deshojo la margarita) Si, no…si, no…pero…

 

Pensando en el sí o en el no, recuerdo a los tres valientes dosquinceños que van a enfrentarse con la bonita, pero “jodida” carrera socoveña.


Al mismo tiempo pensé… ¿Van a venir a Socovos y estando yo aquí, no se van a tomar unas “gordas” con este gordo? Pillo teléfono y llamada sin compromiso… pero amenazante…:

 

- Oye Sebas, que he pensado que aprovechando que el Segura no pasa por Valladolid, sino cerca de aquí….sin compromiso…, podríais acercaros y…. pero como no vengáis os vais a enterar… (Bueno ya me conocéis, que aunque parezco bruto…soy delicado para convencer…)


Las hipotéticas “gordas”, se hicieron reales y tras aperitivos improvisados, jamón, almendras, chorizos que aportó Sebas etc., fueron dando paso a una improvisada paella, que con pocos ingredientes, pero con mucho cariño, cociné para mis amigos y familias de Sebas y Fran (Se cayó del cartel el tercer dosquinceño Jorge) que no salió del todo como las hace mi Dulcinea y exnovia Prado, pero que desde el paisaje letureño divisado desde la atalaya de mi choza, con vino del Almirez (Socoveño) las copitas de licorcafé hecho por mi madre, toña letureña, el vino dulce y pastas de Sebas etc.; en conjunto no estuvo mal mientras nos esperaban los cuestarrones socoveños.

 

¡¡La risa que le entró a mi hermano y a nosotros!!; por el reflejo en nuestras mentes de las cuestas a subir a las 19:30, con el calor reinante y con la panza llena,  los efectos de los licores rebajados con café y por el contagio de la risa e incredulidad de mi hermano.

 

Las 17:30. ¡¡Que nos pilla el toro sin salir a la plaza!!

 

Tras ordenar y adecentar la cocina y fregar los platos, volvió a rondarme la pregunta… ¿Y si llevan razón los del reposo? ¡Venga, ya que estamos aquí…! pero…. ¡¡joder que solo son tres dosquinceños…!!

 


¡¡A tomar por culo la margarita!! ¡¡Decidido, me visto y a Socovos a correr!! ya somos cuatro, tres mosqueteros y un D'Artagnan (del lugar) venido a menos.

 

Busco a Floro… - ¡Dame un dorsal y un chip, que no estoy inscrito!

 

Así… un servidor, José Manuel Ortuño, casado, mayor de edad, hijo de Ángeles y de Pepín, vecino de Letur con las fuerzas de que dispone… al igual que el año pasado se dispuso a batallar por estos lares socovares.

 

 

Ya en carrera, Sebas y yo salimos de los últimos, pero salimos, que no es poco, pues en un principio no sabíamos si quitarle la pistola al alcalde y hacer nosotros el disparo, salir en el sentido de la carrera o tras el disparo salir en contra y refugiarnos en una sombra de los grandes árboles de la plaza, donde está la salida y  la meta… ¡¡Íbamos bien servidos!!


Pero a nuestro chano, chano, seguimos a “ritmo de risa”
y preguntándonos todavía si seguíamos o nos dábamos la vuelta… pero encontramos una cuestecilla pabajo y nos dejamos llevar, por lo que seguimos juntos hasta el inicio del cuestarron.

 

“Hoy entras antes que yo” - me decía Sebas- ¡Y una mierda; es más… no me esperes  austealamierda”!

- le contesté sin acritud (ya me conocéis). Es más, tengo la intención de coronarme entrando en este pueblo amigo, el último ( chulo yo… soy dosquinceño, ¡¡qué pasa!!).

 

Esas eran las intenciones y casi se cumplen, en este caso no me lo impidió un violento ataque de tos, noooo, aunque algo si tosí. No comprendo el motivo, pero ni andando me cundía parriba ni pabajo, con lo bien hidratado y alimentado que iba.

 

En fin, casi lo consigo, pero por una corredora que no controlé, no llegué a coronarme (como en “Los Hombres de Paco”) y entré penúltimo de la general, ¡¡Cachis, otra vez será!! pero sí cuarto del Club dosquinceño, esto si lo conseguí.

 

Normalmente cuando son muchos los corredores, en el mejor de los casos, suelo entrar entre los 200 últimos. Yo muy listo, me dije… ¿Cómo mantener mi regularidad y hacer que haya casi 200 de diferencia, cuando sólo hay 260…? sencillo; entrando de los últimos… ¿de los últimos…? ¡¡El último, coño!! Pero no pudo ser, y como reza en la canción de Sabina y he dicho con anterioridad… ¡no me lo impidió un violento ataque de tos! ¿Os cercioráis del efecto de los licores?


Si prestigiosos y afamados somos los
dosquinceños (que no por el rendimiento atlético) no os quiero decir, cómo se quedaron plasmadas en las retinas de los vecinos, los cuadrados arlequinados croatas, y cómo me esperaban los lugareños que me conocen.

- ¡¡Vamos letureño… que queda poco!!

Sofocado contesté - sí, ya lo sé… si puedo correr más deprisa… pero ¿a ver pá qué…?

 

(Otra mentira piadosa y socorrida expresión, que uso a menudo pero se la tragaron o no… pero…)

 

En fin, entre pinares, con sol radiante, con cuestas parriba (una un cuestarron) con cuestas pabajo, con asfalto y buen camino, hicimos camino al andar e hice lo que acostumbro: llegar

 

Y a sabiendas de que era objeto de deseo o de preocupación porque me estaban esperando, entré en la meta como acostumbro… como si naa… gustándome y bailando por soleares. Aplausos, saludos, fotos y mención del speaker sustituto de Villaescusa por mi nombre y apelativo.


No hay mejor cosa que entrar sin agobios, por el speaker, por las fotos (todas ti) no hay duda de a quién aplauden etc. Tenéis que probar esa sensación.

 

Ya en serio, bromas aparte, decir (como lo dije el año pasado) que es una prueba bonita, aunque dura… Para que lo entendáis, es como para los bebedores cerveceros, -¿He elegido bien el ejemplo?- cuando te hablan de cerveza fuerte, con cuerpo y fresquita, tipo Voll-Damm o cualquier gama alta de cualquier marca, Guinness, etc.

 

Es una prueba con trapío, bien presentada, tiene de todo; el peso propio de una carrera de primera, de montaña, la distancia justa, exigencia… la que quieras, hasta calor... pero la fecha, va en su contra:

 

Primer día de verano, puente de San Juan en Albacete, la gente con el circuito casi acabado y ansados. La playa, las parcelas, piscinas… la distancia… ¿Que es distancia? Sí, si no se hace como han hecho Sebas, Fran y un servidor… amortizarlo con una espléndida velada en Letur. Por lo que esta prueba ha quedado para los gourmets del atletismo, dicho en fino o para los locos, locos, locos, hablando con claridad.

 

Con todo, un sobresaliente para el pueblo socovar por su animación, un sobresaliente para el Alcalde y colaboradores, un sobresaliente por el diseño de itinerario y, aunque la camiseta ha sido el único regalo, decir que en ningún pueblo te dan el agua, cerveza, acuarios ni coca-colas tan fresca (como se hacía antiguamente, en cubos con agua y mucho hielo) en tantos avituallamientos, ni la sandía y la fruta, tan fresquita ni tan bien pelada.

 

Perdonad la extensión del relato, pero empezamos muy temprano en Letur y terminamos tarde. No ha sido obligatorio tragarse esto, pero aunque le encargué a Sebas la Crónica, dado que ya la hice el año pasado, no he podido resistir la tentación de contar a mi manera, lo bien, y lo agradecido de la vista de mis colegas dosquinceños, a mi casa, a mi pueblo, a Letur. La carrera también… pero menos, ya la conté el año anterior y además ni pensaba ir.

 

No obstante, la agradable velada que junto a la familia de ambos camaradas disfruté en el día de ayer, no hubiera ocurrido, por lo que este es, otro de los motivos por los que merece la pena correr, ¡¡Gracias colegas!!


No iba a correr y corrí, no esperaba estar ese día en Letur y estuve… no esperaba esta grata visita y la disfruté... no esperaba que se me quitara el dolor de espalda y de momento… ¡¡YA NO ME DUELE…!! ¿A ver si va a ser el licor café de mi madre…?

 

Lo cierto es, que lo pasamos bien, lo único importante.

Hasta el año que viene si nada lo remedia.

Saludos cordiales.

José Manuel “El Fuerzas”




¡¡ Te vamos a echar de menos, guapetón !!