Hacía varias semanas
que mis pies cubríanse sólo con negros calcetines, tan oscuros como la noche,
como la economía actual y como encontrar empleo o montar empresa a mi edad. Tan
sólo un vago (en el más amplio sentido de la palabra) recuerdo de un deportivo
calcetín de vivos colores acariciando mis extremidades motoras se remonta a la
carrera de Balazote y de ésta, el inmenso
vacío deportivo hasta la San Silvestre…
Con semejante
preparación y portando una singular Bronquitis durante los días previos y
posteriores a la carrera de Molinicos
(debiendo medicarme con antibióticos) se desencadena la tormenta de nieve y
frío polar que obliga a mi conciencia racional a no inscribirme en Riópar.
Fue la mañana del
sábado cuando se disparó la alarma de salud
mental en peligro; comenzó a martillear insistentemente desde el casi
olvidado rincón de la voluntad por la vida sana, aquel que sin saber
exactamente cómo ni por qué, nos empuja a salir a correr a veces en condiciones
meteorológicas que harían gimotear a Rambo, con diversas algias, a
intempestivas horas… pero que tras terminar recargamos las pilas de tal manera
que ya no nos importa ni los dolores propios, ni la prima de riesgo, ni la cuñá
del índice Nikkei; es la pura satisfacción del deber deportivo cumplido.
No transcurrió mucho
tiempo de la petición de dorsal hasta conseguirlo a través de un amable
dosquinceño que desistió participar dándome la oportunidad de cumplir la máxima
de Juvenal “Mens sana in corpore sano”,
ya que a la “mens” se le estaban
cayendo los herrajes y el “corpore”
comenzaba a adquirir dimensiones épicas.
Como no podía ser de
otro modo, se convocan a las 8:30am en la churrería de la avda. de España a las
huestes dosquinceñas pertrechadas para la ocasión y con ganas de mil batallas.
Estas almas aguerridas, perseverantes, tenaces, inmisericordes con la
topografía y los hados meteorológicos unen sus vivencias, sus experiencias, sus
profundas cicatrices de batallar en “cienes” y “cienes” de duras carreras,
preparando la estrategia de lucha en derredor a una bandeja de Churros... (Sí Mamen,
el calificativo de Magna Churrada se
hizo real); en definitiva, los elegidos para la gloria fueron por orden de
llegada Dani Minguez 0:45:37, Fran Olivas 0:47:48, Blas 0:56:50, Carratalá (Presi) 1:00:30, Pedro
Gcía León 1:03:04, Sebas
1:03:43, Jota 1:06:02 y Lombardía 1:10:09.
Riópar
va a ser ya un referente en carrera
popular donde la meteorología, la orografía propia del lugar mezclado con
las ganas de correr y aderezado con un excelente ambiente de compañerismo,
hicieron una de las ocasiones en las que (y hablo por boca de muchos) hemos
disfrutado de lo lindo. La belleza de los parajes por dónde pasábamos, las
cascadas de pura agua discurriendo por doquier, la inmaculada nieve cubriendo
los montes y el camino de nieve prensada por los corredores, incluso el barro
que pisábamos era fluido, amable, casi humano (recordar el de El Bonillo 2012…), la temperatura era
ideal para curar jamones y curtir nuestros aterciopelados cutis urbanos…
Recuerdo ir subiendo la
pendiente más pronunciada con toda la nieve por las laderas, hielo y barro en
los pies, los árboles blancos, ruido de cascadas… y comentar al grupo que estábamos
subiendo: - “Respirar hondo este aire,
observad que gozada de entorno...”, momento en el que una compañera dice -“Debe ser precioso pero como levante la vista del suelo me voy a
esmorrar…”. Como podéis imaginar las carcajadas fueron realmente sonoras.
Y si todo ello era poco,
la Organización nos obsequia con una
impresionante Churrada con Chocolate
caliente como para colocarlo en el libro Guinness de los Records; los dosquinceños ese domingo tuvimos
sobredosis de churros, menos mal que
no nos paró la Guardia Civil porque hubiésemos dado positivo en Grasas
saturadas…
Como colofón a tanta
dicha deportiva (sintiendo mucho no quedarnos a comer allí con tantos otros
compañeros) hacemos una parada técnica en Fuentehiguera a comprar PAN de pueblo
y algunas pastas… acabamos con las existencias de la aldea y algún viciosillo
se llevó varios panes a su casa (problemas de adicción al buen Pan).
Al igual que Alpera 2007 o Casas Ibáñez 2009 queda ya en la memoria deportiva por la cantidad
de agua que nos cayó encima, RIOPAR 2013
será la mejor carrera con nieve en la que hemos disfrutado de la madre
naturaleza por todos los poros epidérmicos.
Y por todo ello, si
alguien nos preguntara cuándo hemos sido felices corriendo por el monte,
exclamaremos henchidos de emoción: “Yo
también estuve en RIOPAR 2013”.
-SEBAS-
SnowTroteitor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario