SEBAS dosquince: XVI Carrera Popular CHINCHILLA de Montearagón

Pronunciar “Chinchilla” en el contexto atlético local, tiene el mismo efecto en las propias fibras musculares que el de una perdiz deslumbrada por las largas en una carretera, la cola de un perro de caza al detectar una presa o Luke Skywalker cuando Darth Vader le dice que es su padre en “La Guerra de las Galaxias: el Imperio contraataca” produciendo los mismos síntomas que algunos, varios o todos (en función del Entrenamiento/Peso del Paciente, perdón, del Corredor popular) de los siguientes:

· Frecuencia cardíaca acelerada/ palpitaciones

· Falta de respiración o hiperventilación

· Sudoración

· Convulsiones

· Entumecimiento

· Dolor en el pecho

· Mareos o vértigo

· Náuseas

· Sensación de ahogo

· Miedo intenso a que algo malo vaya a pasar como caerse un riñón o hígado al suelo.

De manera que un selecto grupo dosquinceños elegidos para la gloria (no sabemos muy bien si para la gloria atlética terrenal o la divina en el Paraíso) se dispuso a entrenar con valentía, arrojo y ganas (las justas) para poder eliminar el mayor número de dichos síntomas.

Claro que tras el verano y, sobre todo, La FERIA de Albacete, descerrajarse una preciosa, exigente y retadora carrera en CHINCHILLA (en muchos de l@s atletas populares y defensores a ultranza de los festejos patrios hasta que el cuerpo aguante y más allá) con solo un leve chequeo a las condiciones físicas junto a un examen de conciencia atlética, determinan que concluir la carrera en la monumental Plaza Mayor del s. XVIII atravesando el arco de Meta, tienen más de milagro para remitir directamente al Vaticano para su evaluación, que al Concejal de Deportes, Paco Villaescusa, o al Diputado provincial de Deportes y Juventud, Dani Sancha, ambos con competencias más humanas que divinas.

Cualquier evento deportivo celebrado por la mañana, debe ir acompañado del oportuno complemento energético (que genere o contenga glucosa) de obligada ingesta dosquinceña, pues de lo contrario estará expuesto a efectos fisiológicos como sudoración, temblores, fatiga, debilidad e incapacidad para pensar con claridad, confusión… ¡Qué casualidad!, lo que nos suele pasar a la llegada a Meta en muchas carreras de Montaña, comamos o no CHURROS…

Una vez hecho el acopio de energía en la Churrería de la avda. España y en habiendo definido estrategias de ataque a los distintos ochomiles --- perdón, suaves desniveles en ésta carrera llana de solemnidad, de hecho, en Chinchilla hay un laboratorio acreditado UNE en ISO 17025 para Certificar la Calibración de Niveles de Burbuja para uso en construcción e ingenierías, colocándolos en varios puntos perfectamente llanos como “El Matamulas”, “El Escorpión”, “Los Cerrillos”, La cuesta de las Cabras”, “el Dragón Khan”… de tod@s es conocida la estrofa manchega que dice “Chinchilla en llano, Albaceté en cueeeeeeeesta” — nos disponemos a trasladarnos en coche hacia Chinchilla.

Para recoger los dorsales nos dirigen a Las Tercias Reales un magnífico edificio de estilo renacentista (s. XVI) coronada por dos torreones. Su nombre deriva del cobro de diezmos en frutos recolectados por los chinchillanos (desde los Reyes Católicos hasta el XIX) divididos en: un tercio para las arcas reales y el resto para la Iglesia.

Lo curioso es que para acceder a Las Tercias desde la calle de Salida de la carrera junto al Convento de Santo Domingo/ Claustro Mudéjar, tenemos que subir por una escalera con una inclinación que ya nos da pistas del tipo de recorrido a completar hasta llegar a la Plaza Mayor.

Entrega de “Crónicas Atléticas”

Nuestro ínclito y respetado speaker Domingo Cuartero, luce su fluidez verbal de todo lo que acontece en la carrera de Chinchilla. Momentos antes del pistoletazo de salida, convoca a Francisco Morote Alcaraz, alcalde de la localidad para serle entregado mi libro “Crónicas Atléticas” que ocupará un hueco en la Biblioteca Municipal.

El alcalde mostró gran interés por el contenido del libro, por el peculiar humor expresado del corredor popular, las descripciones de los distintos parajes que recorremos y, en especial, por las pequeñas pinceladas histórico/artísticas que incluyo en muchas de las crónicas.

Tal es así que no dudó ni un instante en comentarme que tenían recién publicado (2022) el libro “Catálogo de exposición: Noble, Liberal y Monumental. Chinchilla de Montearagón. Ciudad de Centenarios” y que me lo daría a la llegada a Meta puesto que tenían algunos ejemplares en el Ayuntamiento… si tenía dudas en cuanto a terminar la carrera, me las quitó de un plumazo ¡¡Cualquiera le dice al alcalde que, con mi cuerpo escombro, igual dejaba de correr y me iba a llorar a casa !! , por tanto tuve que aguantar la respiración y apretar los esfínteres durante todo el recorrido para terminar con buen porte y dignidad atlética.

Bromas aparte, Francisco Morote, haciendo gala de una gran cordialidad y simpatía, me entregó el libro justo al pasar el arco de Meta, no sin antes preguntarme qué tal se me había dado, instante en el que estaba sujetando el hígado con una mano y casi sin respiración por el esfuerzo en alcanzar esa magnífica Plaza Mayor… ¡cuesta arriba!; parafraseando a Lina Morgan me sentía “Agradecido y emocionado” por la carrera en sí, la Organización, los Voluntarios, Policía, los Chinchillanos/as, el Club de atletismo local y un alcalde que mostraba gran interés por todo el evento y su desarrollo.

Lo único que voy a comentar y destacar de la carrera --sin mencionar adelantamientos al límite de sanción por la Guardia Civil de haber puesto un radar de velocidad en las cuestas abajo, especialmente la del Escorpión con esos maravillosos 2km donde mi flequillo lo tenía en el cogote-- es la sorpresa y estupor de compañeros como nuestro PEV (Presidente Electo Vitalicio) Blas en la cima del Escorpión, la simpática pareja Nuria y Jesús en dicha bajada y, sobre todo, Ramón Bello alcanzado justo en la parte inicial de la subida hacia la “Cuesta de las Cabras”, no daba crédito de verme a su lado… ¡Ni yo tampoco! por eso le dije en ese momento: “Ramón, adelántate y ve pidiendo algo fresco en Meta que he visto por aquí una zona con posibilidad de contener trufas blancas silvestres y Setas de cardo; me quedaré un rato a investigar…”

Tod@s sabemos que no hay trucos ni atajos ni geles milagrosos ni devoción a Santo alguno para correr más o llegar entero a Meta; se trata de tener un mínimo de salud física (la Mental es más discutible y para eso toda ayuda es poca, incluso la divina, de ahí el nombre en mi dorsal) tener o mantener un peso adecuado a tu estatura y complexión, no ingerir viandas como si hubiere un Armagedón la mañana siguiente y entrenar un mínimo acorde con los objetivos a cumplir… ¡¡ Fácil verdad !!...

¡Pues no, ni por asomo!, al corredor popular (no confundir con atletas serios, competidores diversos, ni ansias vivas) le gusta el buen comer, sus lorzas y entrenar lo justo para llegar a Meta. Hace del deporte un reto en sí mismo, por obligarte a ponerte mallas y camisetas técnicas ceñidas, dificultándole (aún más si cabe) salir a correr pero al llegar a casa después de un intenso entrenamiento, deja la conciencia absolutamente limpia y sin ninguna vergüenza para abrir la nevera seleccionando a casco porro, todo tipo de exquisiteces cárnicas, repostería diversa y bebidas azucaradas o de Malta, por orden alfabético, cantidad de grasas saturadas o viceversa.

Por eso, en cuanto cualquier corredor popular tiene una epifanía en forma de zarza ardiendo, rotura de báscula, cambio de todos dientes, entrenar algo más, o cualquier otra disrupción positiva de su monótona vida omnívora con dilatada predominancia de la parte carnívora, es cuando nota en sus propias carnes que los milagros atléticos no existen y sí el esfuerzo, sacrificio, constancia y, finalmente, la compensación a todo ello en forma de no sólo mejores cronos en el ámbito deportivo que también sino mejor porte, menos contracturas o agujetas y, sobre todo, salud Física y Mental (aunque a veces se nos vaya la pinza).